AMLO, Durazo y el general Sandoval no autorizaron el operativo de Culiacán.

 

Entre las tantas y tan injustas columnas de opinión escritas y publicadas para ajustar cuentas a la 4T, que ha cometido el único pecado de cambiar las reglas de la relación prensa-gobierno, destacan tres juicios atrevidos, pero racionales y desde luego preocupantes por lo que diagnostican:

Julio Hernández, en  La Jornada:

¿Errores, filtraciones de alto nivel, traiciones, caos calculado? Lo cierto es que el gobierno de López Obrador pudo librar, con alto costo, un escenario (creado por impericia y descontrol internos o por cálculo de sus adversarios) que pudo terminar en un baño de sangre y habría abierto la puerta a que sus adversarios proclamaran ingobernabilidad”.

Verónica Malo Guzmán, en  SDP Noticias:

"Si quien pergeñó tan terrible situación (vulnerar la soberanía nacional, aterrorizar a Culiacán, generar muertes, golpear a Durazo, al Ejército, a la incipiente Guardia Nacional, etcétera) forma parte del equipo de la 4T, a estas alturas el presidente López Obrador ya debe de tener sus sospechas".

"Sin embargo, por tratarse de individuos de alto nivel en su gabinete, sería políticamente suicida decirlo y desenmascararlos; operaría como un bumerán contra la política de confianza en su equipo".

"Caben las preguntas, ¿quién/quienes tienen tanta fuerza en el gabinete de López Obrador cómo para poder tener información privilegiada de cómo y dónde están los narcotraficantes? ¿Quién/quienes utilizarían dicha información para abrirse paso en sus ambiciones políticas?"

"Por el bien de México, ojalá los traidores salgan del gobierno; vaya, los saquen cuanto antes del país".

Alejandro Hope, en El Universal:

"Parece haber habido una fractura en la cadena de mando. El general Sandoval afirmó en la conferencia de prensa del viernes que el grupo responsable de esta acción policiaca, en su afán de obtener resultados positivos, actuó de forma precipitada. Eso implica que el oficial a cargo del operativo no solicitó autorización a sus superiores para iniciar la acción o se rompió la comunicación ente el personal en el terreno y sus mandos. Cualquiera de las alternativas es grave”.

Aguililla, Culiacán, en una semana todo se descompuso o ¿intentaron descomponerlo?

López Obrador no sabía del operativo de Culiacán, por supuesto que no. Si le hubieran pedido autorización, habría dicho que no. El presidente de México no es partidario de tales acciones. No cree en ellas, punto. Las rechaza por el alto costo que suelen tener en términos de vidas humanas. Prefiere otra estrategia.

Dada la opinión de Andrés Manuel, ni el secretario Durazo ni el general Sandoval habrían autorizado una acción como la muy fallida de Culiacán. Alguien más la ordenó, con el resultado que conocemos. No es del todo anormal que los mandos intermedios tenga cierta autonomía para hacer su trabajo. En este caso, más allá de las facultades para operar sin la obligación de informar a los de arriba, se imponía consultar a los jefes del Gabinete de Seguridad. No se hizo así.

Esa es la razón de que, en cuanto ocurrieron los hechos, las primeras informaciones que Durazo y Sandoval recibieron fueran falsas. Y así las transmitieron a la opinión pública. No mintieron, los engañaron. ¿Quién? Tendrán que investigarlo. Además, tendrán que averiguar si los hechos que parecen alta traición de Culiacán, Sinaloa están relacionados con el atentado de Aguililla, Michoacán, en el que pocos días antes perdieron la vida 13 policías, ataque tan extraño a las fuerzas del orden que solo pudo haber sido planeado y ejecutado para generar problemas al gobierno de México.

Tiene razón Julio Astillero, “el gobierno de López Obrador pudo librar, con alto costo, un escenario (creado por impericia y descontrol internos o por cálculo de sus adversarios) que pudo terminar en un baño de sangre y habría abierto la puerta a que sus adversarios proclamaran ingobernabilidad”.

La encuesta AMLOVEmetrics publicada aquí hace unos días prueba que el control de daños realizado por Andrés Manuel y su equipo de comunicación ha funcionado —lamentablemente no ha salido tan bien librado el secretario Durazo en lo personal, ni hablar: los grillos de Sonora, de todos los partidos, se han lanzado con saña a acabarlo —, pero el hecho es que ante la sola duda de que enfrentamos un escenario de desestabilización apoyado por actores políticos externos e internos, la 4T debe investigar las cosas con toda seriedad.

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