El extraño síndrome que condena a los niños refugiados a un estado comatoso Mundo
En 2016, más de 60 niños y adolescentes fueron diagnosticados de uppgivenhetssyndrom, una rara dolencia que provoca que pierdan, literalmente, las ganas de seguir luchando
En Suecia, cientos de niños refugiados se han cansado de vivir. Son las víctimas de un síndrome conocido como uppgivenhetssyndrom o "síndrome de renuncia", una extraña condición médica que provoca que jóvenes aparentemente sanos se deterioren hasta un estado casi comatoso.
Y la causa no es otra que el trauma que les supone enterarse de que ellos y sus familias serán deportados del país en un futuro próximo.
La periodista Rachel Aviv ha investigado acerca del síndrome de renuncia para un reportaje publicado recientemente en la revista New Yorker. En él, retrata las dramáticas historias de aquellos niños que han acabado postrados en la cama, víctimas de la apatía más extrema.
Tan solo en 2016, 60 niños fueron diagnosticados de esta extraña condición médica que hace que los pacientes afectados se vuelvan pasivos, inmóviles, pierdan el habla y la capacidad de comer y beber, sufran incontinencia y no reaccionen a estímulos físicos o al dolor.
Un coma autoinducido que muchos médicos han definido como una “muerte de voluntad” y que postra a los niños en la cama, les obliga a moverse con ayuda de una silla de ruedas o a tener que ser alimentados a través de sondas.
En Suecia, cientos de niños refugiados se han cansado de vivir. Son las víctimas de un síndrome conocido como uppgivenhetssyndrom o "síndrome de renuncia"
La relativa juventud de esta enfermedad hace que no haya demasiada investigación al respecto, aunque un estudio publicado en Frontiers in Behavioral Neuroscience apunta a que la mayoría de afectados proceden de minorías étnicas (como el pueblo romaní) o de antiguas repúblicas soviéticas. Además, por el momento tan solo se han registrado casos en el país escandinavo.
“Creo que el estado de coma en el que se encuentran es una forma de protección”, contaba la doctora Elisabeth Hultcrantz a la revista New Yorker. “Son como Blancanieves. Simplemente caen lejos del mundo”.
Aunque ninguno de los pacientes apáticos ha fallecido, varios de ellos han quedado postrados en la cama hasta 4 años. Según Lars Joelsson, presidente de la Asociación Sueca de psiquiatría infantil y adolescentes, “los médicos no tienen las herramientas necesarias para el tratamiento de estos pacientes. Los médicos tienen la tarea de resolver un dilema que no es médico, sino social y estructural”, mantiene Joelsson.
Actualmente, el doctor Karl Sallin, pediatra del Hospital Universitario Karolinska, está escribiendo una investigación acerca del síndrome, en donde se pregunta cuál es la solución médica ante este grave problema. “Creo que es una pregunta abierta, porque en realidad nadie lo ha intentado”, explica. Para él, la investigación empírica es el primer paso necesario para elaborar tratamientos efectivos.
Tan solo en 2016, 60 niños fueron diagnosticados de esta extraña condición médica que hace que los pacientes afectados se vuelvan pasivos, inmóviles, pierdan el habla y la capacidad de comer y beber, sufran incontinencia y no reaccionen a estímulos físicos o al dolor.
Por el momento tan solo hay una solución a esta extraña enfermedad. En una guía para el tratamiento del uppgivenhetssyndrom publicada en 2013 por la Junta Nacional de Salud y Bienestar Social de Suecia, se informa de que el paciente solo se recuperará cuando la familia consiga el permiso para vivir en el país. “Un permiso de residencia permanente es considerado por mucho el 'tratamiento' más eficaz”, dice el manual. Aunque advierten que la mejoría no será inminente, sino que el niño tardará varios meses en recuperarse completamente.
Y mientras eso ocurre, cientos de niños refugiados seguirán postrados en sus camas, víctimas de la apatía extrema del que sabe que puede que, muy pronto, ya no le quede nada.
[Vía The New Yorker]