Bombas nucleares lanzadas en el Pacífico hace medio siglo siguen contaminando el fondo del mar

Bombas nucleares lanzadas por el gobierno de Estados Unidos en el océano Pacífico siguen emitiendo radiación

 

 

Hace más de medio siglo que Estados Unidos dirigió el proyecto Marshall, el conocido programa de pruebas nucleares. Fue en 1946 cuando empezaron las detonaciones, y a pesar de que han pasado más de 70 años desde entonces, la radiación emitida por las bombas sigue afectando las playas, el mar y los seres vivos.

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Hasta la fecha se había estudiado poco los resultados nocivos de las detonaciones nucleares que tuvieron lugar de 1946 a 1958. En la actualidad solo se contaba con estudios realizados por instancias gubernamentales norteamericanas, como el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Columbia sobre los niveles de radiación de las islas Marshall ha arrojado resultados más actuales sobre su estado. Y es inquietante.

El equipo de investigación Proyecto K=1 de la Universidad de Columbia realizó varias expediciones a las islas Marshall entre 2015 y 2018 para estudiar los niveles de concentración de elementos radioactivos como el plutonio-238, el americio-241 o el cesio-137. Se tomaron muestras de suelos, fondos marinos e incluso algunos frutos de la isla que han estado expuestos a la radiación.

Las pruebas nucleares se llevaron a cabo sobre todo en el extremo norte del complejo de islas. Es por ello que también ahí es donde se halla la mayor cantidad de radiación. Dos son los islotes más afectados: el de Bikini y el de Naen. Las detonaciones se realizaron sobre todo dentro de las lagunas del lugar. En esa zona se encontró que múltiples elementos del ambiente superan los cinco milisieverts (los milisieverts miden la dosis de radiación absorbida por la materia viva). Para tener una referencia digamos que la radiación promedio a la que está expuesto un ser humano por año ronda los 2.4 milisierverts.

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Los investigadores también midieron la presencia de elementos radioactivos en frutos del área. Se reportó que algunos coco y pandanos (fruta parecida a la piña) contenían cesio-137. Y no solo eso, sino que lo contenían en niveles sumamente elevados.

VÍA El País

 

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