El alcalde de Cali amenaza con prohibir el fútbol si continúa la violencia

Maurice Armitage explota contra las barras tras el escándalo en el Deportivo-América

Cali

Maurice Armitage se ha cansado de las barras bravas. Desesperado por los altercados violentos que provocan, se plantea recurrir a decisiones extremas como suprimir el fútbol en la ciudad de Cali: muerto el perro se acabó la rabia, debe pensar.

El alcalde de Cali dio una rueda de prensa explicando las posibles represalias tras la trifulca entre las barras del Deportivo Cali y el América después de su enfrentamiento:

"Si la violencia sigue, yo como alcalde prohibiré el fútbol porque no voy a permitir que se convierta en un problema de vandalismo, donde unas personas atropellan la ciudad. Eso no lo voy a permitir un minuto más", dijo convencido Armitaje.

 

 

Lo que las autoridades habían llamado "El clásico de la paz" por su propósito de tener un comportamiento ejemplar se convirtió en una auténtica guerra sin cuartel. Centenares de hinchas del Cali y del América invadieron el Pascual Guerrero para repartirse palos sin parar.

 

Al principio se enfrentaron una barra contra la otra, pero después se unieron, cuchillo en mano, para agredir a la policía colombiana.

 

En las piezas audiovisuales se logra ver a personas con camisetas de los dos equipos huyendo del enfrentamiento y se escuchan varias detonaciones de armas de fuego. Estos disturbios han acabado con la paciencia de Armitage:

"Todos los habitantes de Cali deben tener muy claro que por encima de todo está la estabilidad de la gente. A mí me encanta el fútbol, pero tengan la plena seguridad que las medidas serán más drásticas de lo que se pueden imaginar".

 

 

Además, ayer se llevó a cabo una reunión extraordinaria de la Comisión Local de Fútbol para valorar qué medidas tomar con lo sucedido.

La posibilidad del cierre del estadio Pascual Guerrero está sobre la mesa.

 

 

Que la violencia se debe erradicar de los estadios no se puede discutir, pero prohibir el fútbol en una ciudad por culpa de un colectivo específico es cuanto menos desproporcionado. Habrá que esperar si Armitage se atreve a hacerlo y cuánto tardarán los habitantes de Cali en echarse encima del político.

 

 

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