El canibalismo y no el sexo tiene la culpa de que contrajéramos el herpes genital

Una investigación revela que devorarnos los unos a los otros en los inicios de nuestra especie nos condenó a tener el virus 

herpes boisei

Paranthropus Boisei. Arte PG

El herpes que tiene una larga trayectoria. Podemos culpar a los chimpancés antiguos de que hoy tengamos el oral (HSV1): acarreamos el virus porque continuó con nosotros aunque la evolución nos separara.

 

Sin embargo, del herpes genital (HSV-2) pudimos librarnos. Nos desprendimos de él pero en algún momento... volvió a saltar a nuestro linaje. ¿Cómo? Pues puede haber otra explicación que no es el sexo.

Resulta que el homínido extinto Paranthropus boisei hizo de lazo entre los chimpancés y los humanos tempranos. El P. boisei, que tenía la cara como un plato por su anchura, medía 1,2 metros y unas mandíbulas potentes, era un cazador nato de chimpancés. Los devoraba. Uno de estos P. boisei debió haber tenido una herida en la boca y cuando engulló a un chimpancé contagiado sucedió el primer capítulo del infortunio.

Homo Erectus

Hubo un tiempo en África, hace entre 1,4 y 3 millones de años, que el P. bosei y los Homo erectusconvivieron en el mismo lugar. En concreto, coincidieron en el lago Turkana, de Kenia, como revelan los registros fósiles. Lo más probable, según la investigación publicada en Virus Evolution, es que entre ambas especies hubiera más confrontación que tensión sexual. Así que un mordisco en una pelea o este tipo de contacto provocó que volviera a nuestra línea de evolución.

Hoy en día, el herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual extendida. Sin preservativo, uno se infecta. Un gran número de personas jamás llega a mostrar síntomas pero siguen transmitiéndolo tanto a sus parejas como a sus hijos. Ahora sabemos la historia de cómo llegó hasta nuestros días.

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