El espía que se hizo vagabundo para evitar el ataque a dos autobuses escolares

Un agente británico durmió durante meses en las calles del Norte de Londres, sin comer y orinándose encima, para conseguir su misión.

 

"Recuerdo sobre todo la indiferencia de las personas que pasaban ante mí. Pero eso no me afectó, yo tenía una misión: vigilar a mi objetivo y evitar que llevara a cabo la explosión de dos autobuses repletos de niños", explica Tom Marcus (nombre ficticio) en una entrevista con la BBC. En la pieza, de 40 minutos relata sus meses como agente camuflado de vagabundo en un barrio del Norte de Londres para neutralizar un ataque terrorista.

Sin afeitarse, sin lavarse, sin comer durante días y orinándose encima (para conseguir mal olor y porque muchas veces no podía moverse de su posición) Marcus consiguió cumplir la misión.

Su objetivo, hace dos años, era un hombre que acudía asiduamente a una mezquita. Durante meses, Marcus permaneció inmóvil, a pocos metros del edificio religioso para seguir cada uno de los pasos de su objetivo.

Atentado contra dos autobuses escolares

"Teníamos detalles de la operación, es decir, sabíamos que iba a actuar, pero no sabíamos ni cuándo ni contra quién", explica. "Las operaciones de inteligencia secreta se llevan a cabo en el último momento, donde no hay casi margen para pensar, y tienes que actuar rápidamente".

"El día en cuestión la mezquita estaba abarrotada, pero después de pasar meses observando ya tenía las caras memorizadas de los principales sospechosos" , cuenta Marcus. 

El agente se fijó en que su objetivo tenía la frente morada, lo que le indicó su nervisismo por la intensidad del rezo en los últimos días. Previó que el atentado podía estar cerca. "Vi al sujeto entrar, pero no salir. Eso sí, vi a dos mujeres saliendo, a una de ellas la tenía fichada. A la segunda, con el rostro completamente cubierto, no. Me fijé más y vi que las sandalias que llevaba eran la mismas que las que calzaba nuestro objetivo", recuerda.

 

 

El espía decidió dar la alarma a sus compañeros, que siguieron a las dos mujeres y al coche al que subieron. Procedieron al arresto cuando el vehículo paró frente a dos autobuses escolares con niños. En el coche se incautaron de bombas caseras y un rifle, y consiguieron detener al objetivo.

"Hay muchos casos similares que nunca llegan a la prensa", explica Marcus. "Creo que es mejor no alarmar a la gente, pero sí deben ser conscientes de que este tipo de ataques suceden".

Una pareja de espías

Marcus nació en el extrarradio de Londres. Su infancia no fue muy idílica. Sin unos padres que se preocuparan de él y sin una casa en la que vivir, sus primeros años de vida flucturaon entre chabolas y albergues. En el colegio tampoco fue un estudiante brillante. Según explica en la misma entrevista, nunca sufrió bullying, pero era un niño solitario, aislado y que pasaba desapercibido. Una vivencia que, años más tarde, le serviría para convertirse en la persona más joven en alistarse en la Agencia de Seguridad Británica (MI5).

Marcus entró con 16 años en la Marina, donde encontró la familia y el hogar que nunca había tenido. En sus planes nunca estuvo entrar en el servicio secreto, pero comenzó a participar en operaciones voluntarias dirigidas —sin saberlo— por el MI5. Su capacidad de afrontar las operaciones más duras, en los barrios más problemáticos de Londres le hizo destacar pronto. Era capaz de adoptar cualquier personaje y de pasar desapercibido. Con apenas 18 años, la Agencia de Inteligencia le propuso unirse a sus filas y trabajar como espía.

 

Me siento afortunado porque muchos de mis compañeros y compañeras no han tenido esa misma suerte y han roto sus parejas porque pensaban que les estaban engañando con otra persona al no poder explicarles de qué trabajan realmente —Tom Marcus

 

La mujer de Marcus también es espía. Se conocieron durante su etapa de entrenamiento. "La verdad es que me siento afortunado porque no puedes hablar con nadie sobre lo que haces y con mi mujer, aunque no le cuento los detalles de las operaciones, entiende perfectamente que si teníamos alguna cita o plan organizado y sale una misión, puedo llamar para decirle que no voy a poder asistir. Lo mismo ocurre con ella", dice. "Y me siento afortunado porque muchos de mis compañeros y compañeras no han tenido esa misma suerte y han roto sus parejas porque pensaban que les estaban engañando con otra persona al no poder explicarles de qué trabajan realmente".

Su tapadera para el resto de amigos era la de chófer para el Ministerio de Defensa. "Era un trabajo aburrido, sin interés para el resto, así que nadie me hacía preguntas".

La parte más difícil de su trabajo era la de no poder compartir más tiempo con sus hijos o el constante miedo a que pudiesen convertirse en un posible objetivo para los terroristas. "Mis hijos llevaban un GPS y teníamos micrófonos y cámaras para poder controlar contínuamente dónde estaban o qué hacían".

Estrés postraumático

Después de diez años y de una operación en la que casi acaba muerto, Marcus decidió dejar el MI5. Le diagnosticaron estrés post-traumáticoo. "No paraba de tener pesadillas y las imágenes se me repetían una y otra vez". Ese fue el momento en el que tuvo que dejar el único mundo que conocía para incorporarse al mundo laboral.

 

Los únicos trabajos a los que he podido aspirar son en franquicias de comida rápida o call centers. No son trabajos que me hagan feliz, pero al menos llevo dinero a casa y me quedo con los diez años en los que trabajé para hacer de este mundo un lugar más seguro —Tom Marcus

 

"En todas las entrevistas de trabajo me pasaba lo mismo: diez años en blanco de currículum que no podía explicar. Aunque dejes la Agencia de Inteligencia no puedes decir que fuiste un espía, así que los únicos trabajos a los que he podido aspirar son en franquicias de comida rápida o call centers. No son trabajos que me hagan feliz, pero al menos llevo dinero a casa y me quedo con los diez años en los que trabajé para hacer de este mundo un lugar más seguro".

Marcus acaba de publicar un libro: Spy Soldier en el que explica su biografía y relata las operaciones vividas. " Es el primer libro autorizado por el MI5. Por supuesto que no compremete ninguna operación del MI5 y todos los nombres son nombres ficticios. Publicar este libro me ha servido como terapia personal".

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