El Solecito: las madres valientes que buscan a sus hijos en la mayor narcofosa de México

Hartas de la pasividad de su Gobierno, 150 mujeres de Veracruz han decidido empuñar las palas de cavar y mancharse los dedos de tierra con un solo objetivo: encontrar a sus hijos desaparecidos...

 

 

El Solecito

Imágenes: Colectivo El Solecito

 

El 10 de mayo de 2016 las madres del Colectivo el Solecito, un grupo de mujeres de Veracruz que buscan a sus hijos desaparecidos, organizaron una manifestación con motivo del Día de la Madre. Una marcha en la que recibieron un regalo inesperado.

“Se nos acercó gente muy extraña, mis compañeras decían que parecían delincuentes. Llegaron como un relámpago y no estuvieron ni un minuto allí, solo lo que tardaron en repartir unos papeles doblados”, la que habla es Lucía de los Ángeles Díaz, una de las fundadoras del colectivo.“En cuanto tuve en mis manos el mapa supe inmediatamente a lo que se refería. Supe a ciencia cierta que se trataba de Santa Fe”, recuerda Lucía.

Las Colinas de Santa Fe son unas tierras situadas a poco más de media hora del Puerto de Veracruz.Durante años, este extenso terreno era sospechoso de albergar un cementerio ilegal donde los delincuentes de los cárteles de la zona enterraban a sus víctimas.

Sin embargo, en más de 4 años de investigación por parte de las autoridades, solo se habían podido encontrar 6 fosas comunes. Eran los tiempos de esplendor del Gobernador Javier Duarte, malos tiempos para los desaparecidos.

 

Varias de las mujeres integrantes del Colectivo El Solecito

 

Hoy, casi un año después de ese 10 de mayo de 2016, las madres del Colecivo el Solecito ostentan el “honor” de haber encontrado la mayor fosa clandestina del sexenio en México.

127 fosas comunes. 257 cuerpos enterrados a más de 2 metros de profundidad. 14.000 restos óseos. Y solo 2 cuerpos identificados.

Una cifra que sigue en aumento y un trabajo que a día de hoy no ha terminado.

Porque estas madres, al igual que muchas otras en diferentes estados del país, se han cansado de la pasividad de su Gobierno. Y han decidido empuñar las palas, cavar y mancharse los dedos de tierra para lograr un solo objetivo: encontrar a sus hijos desaparecidos.

 

 

 

I. El Sol volverá a brillar, el nacimiento de un colectivo

 

¿Qué pasa cuando desaparece alguien en México? Lucía se muestra contundente: “es una catástrofe total”. “Si vas al Ministerio a poner una denuncia por desaparición, te aseguro que tendrías una respuesta más firme por parte de las autoridades si se tratara de un vehículo robado”, mantiene la portavoz del Solecito.

El hijo de Lucía, Luis Guillermo, desapareció. Al igual que lo han hecho más de 31.000 seres humanos (eso dice la cifra oficial) a lo largo de estos años en México. Desapariciones forzadas, personas volatilizadas, secuestros, cuerpos enterrados en fosas comunes desperdigadas por todo el país.

Y al igual que ha sucedido en la gran mayoría de los casos, las autoridades no hicieron absolutamente nada. “Me volví loca, toqué a todas las puertas y ninguna me llevó a ningún lado”, dice Lucía.

 

 

Lucía se dedicó entonces a buscar a gente que estuviera igual que ella. Encontró a Rosalía, a Marcela, a Celia y a otras madres más. Y creó un grupo de Whatsapp en el que se daban apoyo moral y se mantenían informadas. En esta conversación que llevaba como eslogan “el sol volverá a brillar” y tenía por icono un Sol –un solecito – se encontraba Rosalía Castro.

Su hijo Roberto Carlos Casso Castro desapareció el 24 de diciembre de 2011. Iba con su novia en camioneta desde El Puerto de Veracruz hasta Huatusco Veracruz y nunca llegó a su destino. “Desde ese momento comencé mi búsqueda. Al principio andaba sola pero me encontré con Lucía y nació el grupo de Whatsapp”.

 

“Si vas al Ministerio a poner una denuncia por desaparición, te aseguro que tendrías una respuesta más firme por parte de las autoridades si se tratara de un vehículo robado"

 

Ese fue el germen del Colectivo, que se constituye oficialmente en 2015 con la primera reunión. “Les dije a las mamás, 'no nos van a encontrar a nuestros hijos'. Tenemos que ponernos nosotras a luchar”, explica Lucía. Así, 30 mujeres veracruzanas comenzaron su batalla particular. “Nos convertimos en una fabriquita [sic] de fondos. Vendíamos ropa usada, algunas compañeras freían maní y botanas, luego otras lo empaquetábamos y las vendíamos, organizábamos rifas...y de repente teníamos un buen capital”, recuerda la cofundadora del Solecito.

Unos meses atrás sucedía a 10 horas de Veracruz una de las desapariciones forzadas más mediáticas de los últimos años. 43 estudiantes de la Escuela Rural de Ayotzinapa en Iguala (Nuevo Guerrero)desaparecían durante la noche del 26 de septiembre de 2014. Sus madres comenzaron a excavar el terreno, a luchar por que se hiciera justicia. “Vimos a las mamás de Iguala y se nos disparó todo”, cuenta Lucía.

 

Las madres del Solecito durante una manifestación reciente

 

Viajaron hasta allí, se reunieron con los familiares, con los buscadores y los cavadores que se encontraban en el terreno. “Les preguntamos como eran las herramientas, las dimensiones, tomamos un curso de forense y nos preparamos para la búsqueda”, recuerdan desde el Solecito. Era mayo de 2016.

El 10 de mayo recibieron el famoso mapa de las Colinas de Santa Fe. “Al día siguiente pedimos los permisos, compramos herramientas, palas, machetes, cuchillos, mazos y guantes”, explican las integrantes del Colectivo. Tras muchos tiras y aflojas con el Gobierno, la Fiscalía les dio los permisos necesarios para excavar en la finca de Santa Fe. “El 8 de agosto empezamos a encontrar restos. El primer día 6, al otro 8, luego 10. Hasta que en marzo de este año hallamos 125 fosas más”, cuentan.

 

II. 9 meses de trabajo aún sin terminar

 

Más de 8 meses después de que comenzaran los trabajos de excavación, las más de 150 madres que conforman actuamente el Solecito no han dejado de trabajar. Con sus propios recursos, financiándose de forma autogestionada y sin ningún tipo de ayuda institucional. “El área es muy inhóspita, había nubes de mosquitos, serpientes, bichejos de todo tipo, un calor terrible y más de 40 grados de temperatura”, recuerdan.

“Nos vamos turnando para ir allí, porque es agotador tanto física como psicológicamente”, explica Rosalía Castro. Además, “los cuerpos que se han encontrado no se han investigado”, denuncia Rosalía. “ Se hicieron pruebas de ADN a la gente pero no hay reactivos. Nada más que engañaron a la gente”.

 

"El 8 de agosto empezamos a encontrar restos. El primer día 6, al otro 8 luego 10. Hasta que en marzo de este año hallamos 125 fosas más”

 

“Una de las excusas que pone el Gobierno de Veracruz es que no tienen recursos para recuperar tantos cuerpos”, explica Rosalía. “La Fiscalía no nos da ni un centavo. Es un Gobierno inmoral, irresponsable, infame. Un Gobierno totalmente inútil para la gente pero que busca el beneficio de su bolsillo”, denuncia por su parte Lucía. Desde PlayGroundhemos intentado repetidas veces concertar una entrevista con el Fiscal General de Veracruz, Jorge Winckler, para preguntarle al respecto pero no ha sido posible.

 

 

III. Un problema nacional y una respuesta pasiva por parte del Gobierno

 

Las historias de lucha, impotencia y desesperación de las madres del Solecito de Veracruz podrían replicarse en muchos otros estados mexicanos. De Norte a Sur y de Este a Oeste, la complejidad del problema de los desaparecidos infecta por completo México. “La cifra oficial es de poco más de 31.000 personas desaparecidas”, cuenta el abogado Humberto Guerrero, experto en el caso de las desapariciones forzadas en México y miembro de FUNDAR.

"Y esa cifra no tiene en cuenta la 'cifra negra', es decir, todas las desapariciones que no se denuncian. Por miedo, básicamente”, explica Guerrero. “ Hay estudios, como el que llevó a cabo la Open Society Foundation el año pasado, que sugieren que la cifra de desaparecidos podría triplicarse si se tuviera en cuenta un reporte aproximado de la cifra negra. Podríamos hablar ya de 90.000 desaparecidos", nos cuenta Humberto Guerrero.

 

Vía La Media News

 

“Es difícil creer que en un país como México, que en apariencia no está colapsado institucionalmente, se esté dando esta situación [las desapariciones forzadas] que podría pertenecer a un conflicto armado o a dictaduras de los 70”, explica. Tradicionalmente,"el mensaje del Gobierno ha sido que los 'malos' son la delincuencia organizada cuando en muchos casos son los mismo, son socios. Todos forman parte de esa asociación criminal y eso es lo difícil de entender", reconoce.

“México nunca cambió sus instituciones desde la guerra sucia contra el narcotráfico, no generó las capacidades institucionales para responder a este tipo de problemas, este nuevo contexto [la guerra contra el narcotráfico de Calderón, iniciada en 2006] va a cumplir a una década y apenas se han generado cambios”, denuncia el investigador. Uno de estos tímidos avances tiene que ver con la creación de una ley de alcance nacional sobre desapariciones, una promesa del presidente Enrique Peña Nieto en respuesta a la crisis de Iguala.

 

 

IV. Ley general de Desapariciones ¿un nuevo elefante blanco o la respuesta efectiva a una crisis nacional?

 

El pasado 4 de abril parecía que los familiares de las personas desaparecidas estaban de enhorabuena. El Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anunciaba el compromiso del Gobierno mexicano para impulsar que la Ley General de Desaparición forzada y Desaparición por Particulares se legislara antes del 30 de abril.

A partir de esa fecha termina el período ordinario de sesiones en el Congreso y “todo lo que no logre pasar por allí antes de esa fecha es muy difícil que se apruebe en los próximos periodos. México va a vivir un proceso electoral con elecciones locales muy importantes y la gente estará pensando en sus campañas”, incide Humberto.

 

Una de las integrantes del colectivo trabaja en las Colinas de Santa Fe

 

Esta Ley General de Desapariciones se trabajó mano a mano con las víctimas, agrupadas en el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México. A grandes rasgos, lo que la sociedad civil mexicana pide era la creación de una Comisión Nacional de Búsqueda independiente de las Fiscalías y dirigida por el Gobierno Federal. “ Las familias no confían nada en los Gobiernos locales, debido al alto nivel de infiltración y corrupción política. Aunque la Federación tampoco es garantía de no infiltración, saben que así es un poco más difícil”, explica Guerrero.

Piden una comisión nacional operativa en el terreno, que disponga de medios y de personal cualificado para empezar a poner en marcha búsquedas basadas en el análisis de contexto. “Hay que dejar de buscar a las personas caso por caso y entender que estas desapariciones forman parte de un contexto macro, con patrones y políticas que se repiten”, cuenta el abogado.

   

 

“Las familias no confían nada en los gobierno locales, debido al alto nivel de infiltración y corrupción política. Aunque la Federación tampoco es garantía de no infiltración, saben que así es un poco más difícil”

 

Por el momento, la situación está complicada. El pasado 20 de abril, el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México recibió la contrapropuesta de Ley por parte del Gobierno Federal. “Lo que tenemos es una propuesta muy adelgazada, muy frágil que regresa a una lógica de crear una burocracia que muy probablemente sea inservible”, denuncia Humberto. Un elefante blanco como tantas y tantas leyes mexicanas.

“Vemos que la Ley no va a ser más que un pañito tibio, cuando lo que se necesita es algo contundente”, se queja por su parte Lucía. “Mientras siga este Gobierno vamos a estar nadando contracorriente. El Gobierno de Peña Nieto no tiene interés por los DDHH y las vidas humanas. No es Gobierno de la gente para la gente, es un Gobierno de élite para la élite”.

Debido a ello, desde la sociedad civil pidieron una mejora del borrador presentado por el Gobierno mexicano. Las reuniones han continuado estos días y se espera que esta semana se llegue a una solución que convenza a las familias de los desaparecidos.

 

 

V. El Solecito no dejará de cavar

 

Y mientras en los despachos se debaten las leyes con trajes y corbatas, en los terrenos de las Colinas de Santa Fe la gente manchada de tierra y polvo no deja de trabajar. El 19 de abril, las madres del Solecito descubrieron una nueva fosa clandestina. “El siguiente paso que vamos a seguir es continuar cavando en esta zona. No podemos ir a otros puntos si no acabamos con este campo”, cuenta Rosalía.

Porque la realidad es que, más de un mes después del hallazgo de la mayor narcofosa del sexenio, estas mujeres siguen trabajando solas. “Sigue el problema de las identificaciones, de los resguardos, todo sigue igual. El número de fosas y de cuerpos va a seguir creciendo y la respuesta sigue siendo nula, tanto a nivel estatal como federal”, denuncia Lucía.

 

Las madres del Solecito cavan en el terreno

 

“México es un desastre. Tiene una cara muy bonita pero el alma, todos los temas relacionados con la vida humana, la libertad y lo que conlleva un Estado de Derecho... todo está podrido. Una cara bonita con un interior totalmente podrido”, mantiene la representante del Colectivo.

Para financiarse, estas mujeres han puesto en marcha una campaña de donaciones con la que pretenden obtener fondos para seguir haciendo su trabajo: encontrar a las personas que el Gobierno ha abandonado. Además, estas mujeres acaban de recibir el máximo galardón de la Universidad Veracruzana, con la entrega de la Medalla al Mérito al Colectivo por su labor social en la búsqueda de desaparecidos.

Porque como bien dice Rosalía: “Una madre se enfrenta a esto porque llevó a su hijo, lo dolió en su vientre. Nos lanzamos a la búsqueda porque nadie lo va a hacer mejor que una madre. El solecito sigue luchando y buscará a sus hijos hasta encontrarlos”.

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