La increíble historia del narcotraficante prófugo que se convirtió en héroe ecologista

Raymond Stansel fue pescador, traficante, millonario, fugitivo y finalmente un ecologista férreo oculto bajo identidad falsa que nunca volvió a pisar la cárcel.

 

 

Lafferty

La historia de Raymond Stansel podría ser perfectamente el guión de una película. A lo largo de 75 años, a Stansel le dio tiempo a vivir dos vidas completamente distintas, a recorrerse la mitad del mundo, huir de la justicia estadounidense y morir, oficialmente, dos veces.

Ahora, el periodista Rich Schapiro recopila en un reportaje todos los detalles de la vida de Stansel, que pasó de ser uno de los traficantes de drogas más buscado de EEUU a un activista ambiental residente en Australia.

En la década de los 60, Stansel fue una de las leyendas de Florida. Casado y con 4 hijos, se dedicaba a la pesca en un lugar en el que los buenos pescadores eran admirados incluso por la alta sociedad. Sin embargo, a finales de la década, los tiempos de escasez se adueñaron de Florida y el célebre pescador tuvo que compensar sus redes vacías con la instalación de trampas para cangrejos.

Stansel aguantó todo lo que pudo pero la vida de subsistencia no era lo suyo. Según Schapiro, hay cierto desacuerdo sobre el año exacto en el que el pescador se convirtió en contrabandista. Unos cuentan que ya en 1960 se le acercaron algunos distribuidores jamaicanos y otros insisten en que no fue hasta 1971 cuando Stansel hizo su primer recorrido cargado de alijos de droga.

Sea como sea, lo que sí está comprobado es que a principios de los 70 el antaño pescador transportaba sacos de marihuana desde Jamaica que posteriormente vendía en Florida por 175 dólares, embolsándose una ganancia de 165 dólares.

 

Hay cierto desacuerdo sobre el año exacto en el que el pescador se convirtió en contrabandista. Unos cuentan que ya en 1960 se le acercaron algunos distribuidores jamaicanos y otros insisten en que no fue hasta 1971 cuando Stansel hizo su primer recorrido cargado de alijos de droga

 

Al amparo de la noche, los fardos de marihuana eran transportados en su barco aprovechando que la oscuridad podían pasar por "alfalfa para caballo". Según Hans Geissler, reclutado para formar parte de la tripulación de Stansel, el contrabando llegó a verse, de tan común que era, como una actividad económica más en aquellas aguas. "Éramos un grupo muy unido. Era una pequeña multitud y el contrabando se sentía como parte de ella", relató Geissler a Schapiro.

 

En muy poco tiempo, el contrabandista acumuló una fortuna. Al principio escondía el dinero en el ático de su padre pero después se abrió una cuenta en las Islas Caimán, compró lingotes de oro en Costa Rica y estableció compañías de productos pesqueros en Panamá y Honduras. También decidió adquirir más barcos. Pronto, los trabajadores del muelle se dieron cuenta de que cuando Stansel salía a pescar ni siquiera se llevaba hielo para el pescado y sus redes siempre volvían secas.

La mañana del 6 de junio de 1974 se produjo lo inevitable. Stansel acababa de volar de América Central a San Petersburgo (Florida) cuando, al salir del hotel en el que se alojaba, se dio cuenta de le seguía un grupo de coches patrulla. Llevaba días siendo vigilado después de que un fiscal abriera una causa contra él y tres de sus socios por posesión de marihuana.

 

En muy poco tiempo, el contrabandista acumuló una fortuna. Al principio escondía el dinero en el ático de su padre pero después se abrió una cuenta en las Islas Caimán, compró lingotes de oro en Costa Rica y estableció compañías de productos pesqueros en Panamá y Honduras

 

Al ser detenido, los oficiales encontraron entre sus posesiones un maletín con 20.000 dólares, papel moneda de Costa Rica, Nicaragua y Kenia, fotografías de marihuana, cheques de una cuenta bancaria suiza y un pasaporte plagado de visados.

Tras pagar una fianza de 500.000 dólares, el acusado quedó libre a la espera de un futuro juicio que prometía ser el evento del año. Sin embargo, antes de que se pusiera el procedimiento en marcha, el abogado de Stansel anunció que su cliente había muerto en un accidente de buceo en la costa de Honduras.

Su cuerpo, supuestamente hundido, nunca fue recuperado.

 

Lafferty y su novia Janet.

 

El departamento de policía de Florida estuvo años buscando al contrabandista. Se recabaron una enorme cantidad de pistas y testimonios de avistamientos anónimos. Ninguno condujo a la presa. "Es como perseguir a un fantasma", le comentó a un reportero el teniente Michael Hawkins.

Y de hecho llevaba razón, porque oficialmente Stansel estaba muerto y ahora su cuerpo, su cara, correspondía a una persona totalmente distinta. A Dennis Lee Lafferty.

Lafferty creó su nueva identidad en Honduras, el mismo lugar en el que supuestamente murió Stansel. Después convenció a su novia Janet, una veinteañera a la que conoció después de separarse de su mujer, de darse a la fuga con él.

La pareja recorrió Guatemala, Belice, Nicaragua, Panamá, Colombia, Aruba, Curazao, Bonaire, Perú, Tahití y Vanuatu hasta que decidieron establecerse en Australia. En Port Douglas, tuvieron dos hijas y vivieron como una familia normal.

 

Oficialmente Stansel estaba muerto y ahora su cuerpo, su cara, correspondía a una persona totalmente distinta. A Dennis Lee Lafferty.

 

El barco en el que Lafferty y Janet vivieron varios años en Australia.

 

Lafferty se compró un barco e inició un negocio turístico por el río Daintree, una reserva tropical patrimonio de la humanidad con toda clase de árboles, ranas, aves y murciélagos protegidos.

En aquellos años, Lafferty se tomó muy en serio la protección de la ecología, leyó gran cantidad de libros sobre ecosistemas e incluso se entrevistó con la población indígena para conocerlo todo de los árboles y las semillas de la zona. La gente con la que tuvo trato en la época le recuerda como un convservacionista apasionado, siempre preocupado por aprender y siempre dispuesto a rescatar animales heridos del río.

Lafferty también recibió en su barco y en su propia casa a varias expediciones científicas lideradas por el renombrado ecologista Norm Duke. "Era una de esas personas que entienden en el entorno", asegura el doctor Duke. "Nunca dejó de sorprendernos con su conocimiento sobre ecosistemas fluviales, particularmente los manglares", sentencia el investigador.

Todos estos años, la pareja guardó con celo su secreto incluso cuando se separaron en 2011. Pero en 2014, un informante de otro narcotraficante fugado reveló el secreto a Lucy Morgan, una reportera retirada premiada con un Pulitzer.

Morgan siguió el rastro hasta que en 2015 ocurrió algo inesperado: Lafferty, enfermo de Parkinson se estrelló contra un árbol en un accidente de tráfico. Esta vez, el Lafferty ecologista y el Stansel narcotraficante murieron para siempre.

 

 

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