Esta semana se dio a conocer un reporte de Consumer Reports que señala a la marca mexicana agua mineral Peñafiel como una de las 6 que contienen un nivel de arsénico superior al recomendado, lo que orilló a la empresa refresquera a suspender su producción durante dos semanas para mejorar la filtración en la planta para reducir los niveles de arsénico.
La noticia trascendió en arte por haber sido una institución estadounidense de dónde provino la denuncia, pero este mismo producto se ha vendido en México durante años sin que se haya emitido alerta alguna. Y no es el único, de acuerdo a una “radiografía de productos” realizada por la asociación mexicana El Poder del Consumidor productos como Takis Fuego de Barcel deben ser vetados debido a “su alto aporte de sodio, calorías, grasas saturadas, aditivos y colorantes, además de su nulo aporte nutricional”.
Ok, ¿quién en su sano juicio comería unos Takis Fuego esperando que sean nutritivos? La respuesta debería ser “nadie”, pero piensa en cuando eras niño y entonces encontrarás la respuesta que estás buscando. Una respuesta sincera.
Los Takis Fuego contienen colorante rojo allura AC, comúnmente conocido como rojo 40, que está asociado a la aparición de tumores. También contiene amarillo ocaso (FCF) que, aunque tiene un nombre muy bonito intensifica los síntomas del asma y puede provocar intolerancia en personas sensibles a la aspirina.
Contiene 22 ingredientes, demasiados para una botana, de los cuales el segundo es aceite vegetal. Además, contiene mejoradores (maltodextrina) y potenciadores del sabor (glutamato monosódico), estos elevan los niveles de glucosa, por lo que su consumo excesivo puede causar daños en personas con diabetes y predisponer a generar resistencia a la insulina.
“No se recomienda su consumo debido a su alto aporte de sodio, calorías, grasas saturadas, aditivos y colorantes, además de su nulo aporte nutricional”, sentencia El Poder del Consumidor.
Pero no es la única “botana” que consumimos cotidianamente que debería estar prohibida por las autoridades. El Paketaxo de Sabritas es un producto alto en calorías, grasas saturadas y sodio, que pone en riesgo nuestra salud cardiovascular. Contiene glutamato monosódico, que induce a que se consuma más y en mayor cantidad, además tiene además colorante caramelo IV, considerado carcinogénico.
El tierno osito Bimbo fabrica un pan blanco con jarabe de maíz de alta fructosa, aditivo asociado al síndrome metabólico, que es un grupo de afecciones que lo ponen en riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, glucosa alta en la sangre, etcétera. También contiene dextrosa y maltodextrina, que pueden provocar elevaciones bruscas en los niveles de glucosa en la sangre.
Con tanto colorante da Sed. ¿Qué tal un Arizona? Pues muy mal, contienen 67 gramos de azúcar, el equivale a 13.4 cucharadas cafeteras. Además, está elaborado con almíbar de maíz de alta fructosa, asociado con el desarrollo de síndrome metabólico.
Y ya de postre ¡Un Huevito Kinder Sorpresa! Pues no, es más probable que si masticas el juguete que trae adentro te haga menos daño. Bueno no, es un decir. La mitad de este “chocolate” es azúcar. Contiene 18 ingredientes, la mayoría son emulsionantes, conservadores y saborizantes. Dice que tiene leche, pero la información nutrimental del producto no permite identificar la cantidad total de leche que contiene. Con uno que te comas cubrirías el 83% del consumo recomendado de grasas saturadas al día ¡Y se los estas dando a un niño de postre!
Las empresas de alimentos hacen lo que sea con tal de vender y no les importa la edad de los consumidores. Por ejemplo, los “Cerealitos Puffs sabor manzana con fresa” de Gerber no son por ningún motivo algo que un bebé deba consumir. Sobre este producto El Poder del Consumidor escribe:
“No se recomienda su consumo, ya que es un producto de 22 ingredientes y con alta densidad energética, que no le brinda a tu bebé los nutrimentos y la energía que necesita proveniente de alimentos frescos como cereales integrales, frutas, verduras y leguminosas.”
Estos son solo unos ejemplos de los productos que consumimos todos los días, no es que creamos que sean sanos, pero el hecho de que la industria misma sea la que se regule es peligroso. En un país con uno de los índices más altos de enfermedades relacionadas con la obesidad, alguien debería estar tomando cartas en el asunto.