"Señor presidente, los ojos del mundo lo están observando". Roger Waters. #FueraPeña
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Una experiencia visual, auditiva y política. Roger Waters
Roger Waters presentó su nuevo espectáculo en la Ciudad de México.
Frente a un Foro Sol lleno, en una noche lluviosa, Waters dio la primera de tres fechas en la capital mexicana. La última, un concierto gratuito en el Zócalo.
Un show que prometía lo mejor de los discos más memorables que grabó con Pink Floyd.
Desde la comunicación lo advirtió: tocaría canciones del Dark Side of the Moon, Wish You Were Here, Animals y The Wall.
Waters tocó casi completos, y en orden, los álbumes que hicieron de su nombre una leyenda.
Desde el Dark Side hasta The Wall y de paso, incluyó unas joyas del Meddle: “One Of These Days” y la magnífica “Fearless”, además de la icónica “Set The Controls for the Heart of the Sun” con guiños desde el principio al ausente Syd Barrett.
Como acostumbra en sus shows en vivo, cada uno de los temas que interpreta tuvo su propia estética en el escenario: mínimo, una reinterpretación de las portadas de sus discos.
Ah, y sonido cuadrafónico para envolver al estadio entero con ruidos de relojes, helicópteros y risas frenéticas.
Una pantalla triple proyectaba visuales. Desde la obsesión con el espacio y los astros que ha estado presente desde el inicio de la banda, hasta un sinfin de mensajes en contra del consumo, el extremismo político y la desigualdad.
El bajista y sus impecables músicos estaban perfectamente sincronizados con lo que ocurría en la pantalla.
Mensajes políticos directo a la yugular.
Plagado de referencias a los conflictos de tensión racial en Estados Unidos.
Mientras tocaba “Pigs (Three Different Ones)” mostró la cara del candidato presidencial republicano Donald Trump.
La palabra “charade” (farsa) estallaba en medio de su imagen caricaturizada. No le importó ponerle un miembro entre las manos, ni adornarlo con un sombrero del Ku Klux Klan.
Y proyectó grande y claro, para que todos lo vieran bien, algunas de las barbaridades ha dicho este individuo que pretende construir un muro entre México y Estados Unidos.
No terminó con Trump, cuando siguió con referencias al caso Ayotzinapa. El cerdo que acostumbra volar durante sus conciertos, estaba pintado con consignas y recordatorios de que en México la “verdad histórica” de los estudiantes desaparecidos no es suficiente.
Conforme el escenario mutaba entre el arte delAnimals y The Wall, Waters le dedicó unas palabras a Enrique Peña Nieto.
“Tengo muchos amigos aquí, en la Ciudad de México. Y me han contado sobre este país. Así que les voy a leer algo en español:
La última vez que toqué en el Foro Sol conocía a algunas familias de los jóvenes desaparecidos en México. Sus lágrimas se hicieron mías. Pero las lágrimas no traerán de vuelta a sus hijos. Señor Presidente. Más de 28,000 hombres, mujeres, niñas y niños han desaparecido. Muchos de ellos durante su mandato desde el 2012. ¿Dónde están? ¿Qué les pasó? El no saber es el castigo más cruel. Recuerde que toda vida humana es sagrada. No sólo la de sus amigos.”
Y por si fuera poco, durante “Mother” hizo eco en la consigna que miles salieron a gritar el pasado 15 de septiembre.
En medio del frenético clima, los encendedores prendidos, los coros de sus canciones y una multitud entregada como ninguna, Waters logró convertir un concierto de rock en una catarsis colectiva.
Una experiencia auditiva, visual y política.