Si eres de los que tiene los conocimientos de moda justos para distinguir una camisa de un pantalón, lo más probable es que el nombre Vetements no te suene de nada, pero seguro que te has cruzado por la calle a más de una chavala con alguno de los modelitos que Zara les ha plagiado descaradamente.

Vetements (que significa simplemente "ropa" en francés) están reventando en el mundo de la moda siendo algo así como la "anti moda": se han colado en la alta costura reciclando, deconstruyendo y reinventando prendas de segunda mano; y escandalizan con las localizaciones de sus shows: una catedral, un restaurante chino y un local gay, por poner algunos ejemplos.

Pero seguramente ninguna colección de la firma francesa haya dado tanto que hablar como la que acaban de presentar en la Semana de la Moda de París. Lo de llevar el streetwear de la calle a la pasarela es la especialidad de la casa de Vetements, pero nunca lo habían llevado a este extremo.

Esta vez el tema son los uniforme sociales, una obsesión personal del creador de la marca Demna Gvasalia. Uno a uno modelos de diferentes las edades, complexiones y etnias, desfilaron luciendo una versión exagerada y teatralizada del estereotipo al que representaban.

Un punki.

Una señora bien.

Un jubilado.

Un chav.

Un portero de discoteca.

Y así hasta llegar a 35 diferentes.

"Realmente consistía en convertir esos arquetipos en Vetements, lo que Vetements haría con ellos a nivel conceptual", explicó Gvasalia. Toda la colección, desde las invitaciones en forma de documentos de identidad a las prendas en sí, gira en torno a la identidad, algo que viene muy al pelo en este contexto de Trump, Brexit, Black Lives Matter y refugiados.

"Siento que, pase lo que pase, y sea bueno o malo, nos afecta y se filtra a través de lo que hacemos", dijo Gvasalia. "Creo que tenemos el lujo de poder transportarlo a través de la ropa, lo cual es extrañamente posible todavía... La moda sigue siendo poderosa".