No se puede negar que el beisbol es un deporte que ha sido hegemonizado por hombres. Y es una sentencia que nunca será un halago.
En la conmemoración ayer del Día Internacional de la Mujer es tiempo de reconocer a quienes han abierto una brecha que debería ser definitiva e irreversible: una plena inclusión de profesionales comprometidas con este gran deporte.
En la Selección Mexicana de Beisbol figuran Mariana Patraca, Gerente de Operaciones, y Maritza Castro, Athletic Trainer de la novena mexicana. Ambas se posicionan como punta de lanza en sus respectivas áreas.
El origen de Mariana y Maritza
Ambas con energía que se desborda en sus palabras y su trabajo, Mariana nació y creció en la Ciudad de México. Con añoranza y un dejo de nostalgia, relata que su papá trabajaba en Iusacell (compañía dueña de los Tigres Capitalinos de la Liga Mexicana de Beisbol, en la década de los noventa) y le regalaron boletos para ir al Parque Deportivo del Seguro Social, estadio que albergaba el beisbol profesional en la capital mexicana. A pesar de que a su familia no le gustaba este deporte, Mariana se enamoró del beisbol en el estadio capitalino y a través de la televisión con los otrora Indios de Cleveland de Omar Vizquel, Roberto Alomar, Carlos Baerga y Jim Thome, que alcanzaron a jugar una Serie Mundial.
“Me fui poco a poco involucrando, hasta que un coach de los Tigres me dijo: por qué no juegas. Fui a la Liga Olmeca y no había beisbol para niñas, pero así empecé a jugar softball”.
La determinación de Mariana es palpable: “Fui creciendo con el amor al deporte, esto es lo que quiero en mi vida, siempre todas las acciones fueron para estar en el beisbol”.
Cerca de la Laguna de San Marcos, en la autopista que une a Colima con Guadalajara, hay un pequeño poblado que se llama Barranca de Santa Clara, en el municipio de Zacoalco de Torres del Estado de Jalisco. Desde muy pequeña y hasta los 18 años ahí creció Maritza, una niña y adolescente que tuvo afinidad con la actividad física. “Lo que más hice fue danza y futbol”
Ella nació en Indio, California, pero se regresó a temprana edad con sus padres a México porque el deseo de su padre es que “nadie más nos cuidara. Mi mamá estuvo en la casa hasta que fuimos mayores de edad. Viviendo en Estados Unidos era necesario que ambos trabajaran”.
Sus profesiones
Mariana fue deportista de alto rendimiento en la disciplina de softball, donde representó a México en Juegos Panamericanos y competencias de índole mundial. “Fui creciendo con el amor al deporte, como jugadora fue pura disciplina y amor”. No niega que el softball fue un deporte de minorías: “nosotros teníamos que buscar nuestros propios apoyos, recuerdo que un día tuvimos que viajar 36 horas en autobús de la Ciudad de México a Texas. No te voy a negar que hubo carencias”.
Graduada en Economía y con maestría en Gerencia Deportiva, cuenta con un sinfín de certificaciones en el mundo del beisbol, desde umpireo hasta cómo cortar el césped de un diamante. Con orgullo expresa que “todo lo he hecho para fortalecer mi currículum profesional para aportar en el deporte que me gusta”.
En su cara se refleja un tesón y perseverancia que acompaña con las historias que cuenta. “Hice muchas cosas como voluntaria, hasta en estacionamientos de estadios trabajé. Mi primer trabajo fue como coach en la Universidad de California, también fui coordinadora de pitcheo con MLB en Compton, California. Una parte crucial es que cuando hice la maestría, todas mis materias las enfocaba al beisbol”. La tesis de maestría en la que su objeto de estudio fueron los jugadores latinos de Ligas Menores y la influencia de su entorno en ellos a nivel económico, psicológico, cultural y educativo, le abrió las puertas de los Gigantes de San Francisco.
Maritza tomó el camino de la kinesiología a nivel profesional, estudió en la Universidad de San Diego State. Tras graduarse de la maestría, tuvo una primera incursión al futbol con los Tuzos del Pachuca.
El beisbol la llamó. “Antes de regresarme ya estaba aplicando para equipos de beisbol. Ya me habían dicho y recomendado que trabajara en beisbol, porque se estaban abriendo las puertas para mujeres y gente bilingüe. Cuando me dieron el trabajo, me dijeron que la posición era para ir a la República Dominicana”
Advierte en la entrevista que fue la primera mujer que contrató San Diego (para un puesto de este tipo). “Entrar al beisbol no es fácil, tienes que conoce a alguien o tener un currículum bien completo para que te tomen en cuenta, o te refieran”.
Refiere que “hice conexión con San Diego porque mi mejor amigo de la universidad trabajaba ahí, y me dijo que necesitaban alguien como yo, que hablara español y se pudiera adaptar a otras culturas. Cuando me dieron el trabajo, me dijeron que la posición era para ir a República Dominicana”.
El valor de la mujer en el beisbol
Tras el Día Internacional de la Mujer, hay reflexiones de Mariana y Maritza acerca de sus fortalezas para abrirse camino.
Mariana asegura que “no todo es color de rosa, de repente con un equipo me costaba trabajo sentarme en una sala de reuniones, pensaba que mi palabra no era valorada. Cuando veía a un hombre hablar lo mismo que yo pensaba, me daba cuenta de que no estaba tan mal”.
Siempre anticipando escenarios, Mariana sabe que “el beisbol es un juego de muchos detalles, de muchas cosas detrás de cámaras que tienen que pasar. Soy de la minoría de la minoría (mujer y latina), pero no es impedimento para dejar de hacer algo. Agarro el camino largo, pero al final lo puedo hacer”.
Para Maritza, tampoco ha sido fácil: “tienes que hacer el doble de trabajo, porque sabes que no te puedes equivocar. Como mujer necesitas demostrar”; incluso, recuerda que al inicio se encontró con “jugadores que dudan o te cuestionan”. Uno de sus mentores ha sido el legendario Moisés Alou, a quien le agradece porque “me orientó para saber manejarme”.
Ambas han concretado un sueño en este Clásico Mundial de Beisbol 2023, “sabemos lo que hemos pasado, trabajamos en el mismo equipo invernal (Leones del Escogido de la República Dominicana). Estar las dos juntas era un sueño, estamos felices y emocionadas con el reto”, concluye Maritza con una sonrisa en su rostro.
Información de EFE/Foto: EFE