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Atacan un campamento de lujo en Burning Man en protesta contra “los parásitos ricos” Mundo
El festival Burning Man es como si en el mundo de Mad Max se hubiera implantado una comuna hippie. En medio del desierto de Nevada, cada año se construye y derriba una ciudad de madera que apenas dura unos días en pie. Una ciudad que no tiene gobierno ni normas más allá de la inclusión, la responsabilidad cívica y la anulación de todo tipo de comercio en favor del trueque responsable.
Pero algo ha cambiado este año.
Un grupo de vándalos ha cometido destrozos para llevar a cabo una “revolución contra los parásitos ricos”.
El problema está claro. Durante los últimos años, entre los 70.000 asistentes al festival cada vez hay un mayor porcentaje de ricos. Empresarios de Silicon Valley, millonarios “hijos de” y estrellas de Hollywood de la talla de Jared Leto o Cara Delevigne han comenzado a invadir un espacio ocupado tradicionalmente por anticapitalistas que veían en este festival su oportunidad de vivir como siempre quisieron.
Comienza la "revolución contra los parásitos ricos".
Dentro de la ciudad que crean cada año, se ha popularizado la práctica de construir zonas “plug-n-play” realizadas por carpinteros y arquitectos profesionales y wur cuentan con cocineros, servicio y seguridad para que la jet set internacional pueda alojarse como si estuviera en casa. Por supuesto, esto no ha gustado nada a los antiguos visitantes.
Se supone que la autosuficiencia es la piedra angular de Black Rock City. Desde que en 1986 comenzara la primera fiesta totalmente improvisada, nunca se habían perdido sus valores. No importaba si venían los DJs más famosos del mundo o si el número de asistentes crecía cada año, pues el espíritu se mantenía inerte.
Por eso ahora, un sector del público del festival llama a la "revolución" contra la invasión de dinero.
El primer incidente ocurrió en un el campamento conocido como White Ocean, que llegó al festival hace 3 años y entre cuyos fundadores se encuentra el DJ Paul Oakenfold y el hijo de un billonario ruso. Durante el transcurso de una fiesta privada, un grupo de rebeldes entró, inundándolo todo con agua y cortando los cables eléctricos para arruinar la celebración.
Algunos invitados intentaron parar el lamentable espectáculo, pero nada pudieron hacer contra el grupo de vándalos. “Se trata de un caso muy lamentable que nunca pensábamos que podría ocurrir en nuestra ciudad utópica del Burning Man”, comentó al día siguiente uno de los organizadores del festival.
"Una banda de gamberros asaltaron nuestro campamento, nos robaron y cortaron nuestras líneas eléctricas, dejándonos sin refrigeración y desperdiciando nuestra comida".
Y esto solo fue el principio. “ Una banda de gamberros asaltaron nuestro campamento, nos robaron y cortaron nuestras líneas eléctricas, dejándonos sin refrigeración y desperdiciando nuestra comida”, explicaron más tarde otros partícipes del evento, esclareciendo que lo hacían siempre después de verter agua en el lugar para fastidiar aún más el festival.
Los líderes de los campamentos donde han actuado no han tardado en tildar de “injusta” la visión que tienen sobre ellos. “ Vinimos aquí para unir a la gente a través de la música y el amor”, han declarado a través de las redes sociales. Pero la actitud excluyente que han adoptado durante los últimos años no ha ayudado alcanzar esta situación idílica.
La Oficina del Sheriff del condado de Pershing, el lugar donde se realiza el festival, ha comenzado a investigar el caso y a evaluar los daños ocasionados. Aun así, todavía no han conseguido saber nada sobre los implicados, y teniendo en cuenta la gran cantidad de personas que allí se reúnen, resulta complicado seguir las primeras pistas.
"Se supone que es una fiesta sobre el amor, la fecilidad, dar, compartir y apreciar al prójimo".
Pero la opinión entre los asistentes está dividida.
“Esto no debería ocurrir en el Burning Man. Se supone que es una fiesta sobre el amor, la felicidad, dar, compartir y apreciar al prójimo. Es increíble que haya gente tan enfadada”, ha criticado la participante Elena Serdiouk.
“Y así ha comenzado la revolución de recuperar el Burning Man de los parásitos. No es mucho, pero es un gran comienzo”, ha comentado, sin embargo, el seguidor del evento Tony Wichowski.
Sea como sea, el debate seguirá dando mucho que hablar. Por una parte, queda bastante claro que el espíritu del festival está desvaneciéndose por culpa de los participantes más ricos. Pero, por otra, tomar medidas al respecto atenta contra la misma filosofía que propagan.
[Vía The Telegraph]