Cuando era pequeña, me gustaba cerrar los ojos y pedirle a mi padre que me guiara hasta casa. No es que quisiera jugar a ser ciega, ni nada parecido. Lo que sucedía es que había recorrido aquel camino tantas veces que me aburría soberanamente y así tenía la oportunidad de experimentarlo de una forma totalmente nueva.
La vista es el sentido más desarrollado en los seres humanos, aquel por el que nos guiamos y aprendemos a conocer el mundo. Sin embargo, vernos de repente desposeídos de él no quiere decir que no podamos seguir usándolo.
Que haya perdido la vista no quiere decir que haya perdido la visión
Por ejemplo, cuando alguien quiere darte una sorpresa y te pide que cierres los ojos y te dejes guiar, sigues tratando de situarte en el espacio de forma visual. Te ayudas del resto de sentidos. Intentas imaginar dónde empieza la carretera según la velocidad de los coches, el flujo de transeúntes a través de los murmullos y olores... porque, tal y como dice Alice Wingwall: “Que haya perdido la vista no quiere decir que haya perdido la visión”.
De hecho, si así fuera, Alice no podría ejercer su profesión. Una que jamás relacionarías con alguien visualmente disminuido y que está a punto de romperte todos los esquemas preconcebidos que tenías sobre el mundo. Porque, Alice Wingwall es ciega y fotógrafa.
1. El cerebro no necesita de la vista para poder ver
Cuando la retinitis pigmentaria que sufría hizo que Alice perdiera la capacidad de percibir la luz, se dio cuenta de que una gran parte de nuestra experiencia visual sucede en la mente. Su cerebro era capaz de seguir dibujando lineas, colores y perspectivas incluso sin poder ayudarse de la vista. Es por eso que su fotografía juega mucho con la asociación y se compone de pequeñas fotos que, como figuras de lego, conforman todas juntas una estructura.
Se trata de algo muy significativo, ya que en su obra es también muy importante la memoria. Es como si todos aquellos lugares que una vez fue capaz de contemplar, se juntaran ahora en flashes procedentes de diferentes recuerdos que la ayudan a conformar su nueva concepción del espacio.
Aunque rara vez trabaja sola. Le suele pedir a amigos y, sobre todo, a su marido que miren a través del objetivo y le describan lo que ven. Después es ella la queles habla de lo que “su ojo mental” percibe y se asegura de que la cámara sea capaz de captarlo. Para todo ello se sirve de la memoria, que le permite establecer comparaciones y de sus otros sentidos.
El calor de los rayos del sol sobre su piel la ayuda a hacerse una idea de la dirección y la intensidad de la luz. Así como el calor que rebota directamente del objeto que desea fotografíar.
2. ¿Qué es ver?
Alice no es la única fotógrafa ciega. En Nueva York, los fotógrafos ciegos tienen su propio colectivo. Seeing With Photography, un grupo de fotógrafos con problemas visuales cuyo trabajo ha sido expuesto alrededor del mundo y publicado en un libro: Shooting Blind (Aperture, 2005).
Los fotógrafos ciegos tienen su propio colectivo en Nueva York y quieren hacer que te preguntes qué es ver y qué es lo que eliges ver
En el caso de los integrantes del colectivo, un ayudante prepara la cámara y compone el escenario dirigido por el artista invidente. El lugar tiene que estar oscuro para poder dejar abierto el obturador mientras los fotógrafos van “pintando” a su modelo con un pequeño flash.
La exposición dura minutos y así obtienen distorsiones luminosas, formas borrosas o resplandecientes sin valerse de ningún retoque digital. Con todo ellopretenden provocar al espectador y hacer que se haga dos preguntas: ¿Qué es ver? Y ¿qué lo que estoy eligiendo ver?
A menudo nos parece que son lo mismo pero la vista no es nada sin la visión. Sin ese componente extra que hace que existan infinidad de miradas para contemplar una misma imagen. Es un poco como intentar leer un libro escrito en otro idioma. Todos tenemos características que nos condicionan y que nos hacen experimentar nuestro entorno de forma opuesta a como lo hace el que tenemos al lado. La fotografía realizada por invidentes nos desafía porque resulta un gran ejemplo de ello.
3. Turistas en el mundo de los que pueden ver
Siguiendo la misma técnica de este colectivo es como Peter Eckert consiguió sacar a la primera playmate asiática en la revista Playboy, convirtiéndose así también él en el primer invidente en publicar en la revista.
Como Alice Wingwall, Pete perdió la visión gradualmente debido a una retinitis pigmentaria y no fue hasta que ya no era capaz de ver que aprendió a usar una cámara. Adquirió un escáner parlante y empezó a leer libros sobre fotografía casi compulsivamente. Su cámara es ahora su bien más preciado y ha entrenado a su perro guía para que le ayude a protegerla de aquellos que intentan robársela.
Para realizar sus fotos, Pete no se vale de un ayudante. Dice que es capaz de ver a través del “ojo de su mente” y se sirve únicamente del sonido, del tacto y de la memoria para disparar.
Él se describe como un turista en el mundo de los que pueden ver y le gusta pensar que sus fotos son imágenes que pasan por debajo de la puerta de los ciegos para ser contempladas por aquellos que sí pueden ver. Quiereestablecer con ellas un puente entre lo que lo fotógrafos ciegos llaman “el ojo de la mente” y la visión que alguien con vista tiene de su trabajo. Él aspira a lo más difícil: que consigamos tener, aunque sea por unos segundos, la misma visión que él.
4. Beneficios de la ausencia del ojo en el fotógrafo
Según el eslovaco Evgen Bavcar, las fotos tomadas por alguien que no ve el mundo de la forma convencional tienen otros valores añadidos a los comentados anteriormente. Él considera que la ausencia del ojo del fotógrafo acentúa la precariedad de ese instante irreversible que es la toma fotográfica. Necesitan de una tercera persona que haga revivir con su mirada aquella escena que han conseguido atrapar como un insecto en ambar.
Además, por su experiencia opina que las personas retratadas no pueden mostrarse de la forma habitual porque falta esa complicidad con el fotógrafo que les confirma su narcisismo.
Evgen se quedó ciego cuando era niño, en dos accidentes distintos aunque sus encuadres perfectos hagan difícil sospechar que así fuera.
Como en todos los casos anteriores, aprendió a fotografiar sin ver. Algo que no le parece tan grandilocuente ya que considera que la imagen no es necesariamente algo visual. En otras palabras, cuando un ciego dice que imagina o que ve algo con “el ojo de su mente” significa que tiene una representación interna de realidades externas. Porque con vista o sin vista todo sucede en nuestro interior y lo que vemos es siempre una representación de la realidad procesada por nuestro cerebro.
Es por eso que a Evgen le choca que nos resulte tan extraño que las personas ciegas sean capaces de hacer fotos. Según él, se debe principalmente a los prejuicios que tenemos hacia las personas invidentes y a nuestro desconocimiento acerca de nuestros propios sentidos.
Su principal objetivo con sus fotografías surrealistas es combatir todos los lugares comunes sobre personas con su misma condición para poder mostrarnos el mundo con mayor claridad. Porque, en toda cámara fotográfica subyace el mensaje de que no está hecha ni para ciegos ni para zurdos. Pero, como cualquier zurdo podrá decirte rápidamente, eso no es verdad.