17 Cosas que extrañas cuando eres de otro estado y vives en la CDMX
1. El acento y las expresiones.
No hay nada más hermoso que regresar a tu ciudad y desde que vas entrando a casa de tus papás escuchar ese bello acento con el que creciste. <3
2. La comida, que por más que la traten de igualar, sólo en tu pueblo la hacen como debe ser.
*Todos los poblanos y los jarochos lloran en posición fetal*.
3. Tomar el fresco.
Ver un grupo de señor@s platicando afuera de su casa, en cómodas sillas, y que cuando pases te digan “Buenas nooooocheeees” (aunque estén chismeando sobre ti). Mejor aún: FORMAR PARTE DE ESE GRUPO.
5. Saludar a desconocidos en la calle.
Cuando eres “cuate de provincia”, sabes que así empezaron muchas de tus amistades.
6. Las calles vacías, sin tráfico infernal.
Ahhh, y la gente que no te pita a los dos segundos de que cambió el semáforo, la extrañamos tanto.
8. Vivir en una casa con patio.
Que cuesta la mitad de lo que tu minidepa en la Roma-Condesa, y donde tu mascota correría con felicidad. :’)
9. Los espantos.
Que la Llorona, que el chaneque, que la Tapacaminos, vaya, hasta aliens. La verdad sí los extrañamos.
10. Trayectos cortos.
Recordamos con mucha nostalgia esos días en que podíamos ir de una ciudad a otra en MEDIA HORA.
11. El chupe barato.
Cuando vemos estas promociones es la única vez que nos preguntamos seriamente qué hacemos en la CDMX.
13. Vecinos que conoces de toda la vida y en quienes puedes confiar.
Nivel: tienen llave de tu casa.
14. No tener que hacer planes con seis meses de anticipación.
Poder decirle de la nada a alguien que se armen las caguamas es prácticamente imposible en esta ciudad.
16. Las ferias de pueblo.
Comprar un brazalete con tu nombre, subirte a los juegos viejísimos, tomarte una foto “de época” y pasar a ver al Increíble Niño de Dos Cabezas.