1. Lo sentimos, gente del mundo, pero ustedes no tienen algo tan preciado como la cocina mexicana.

Solo vean esos pedacitos de cielo llamados quesadillas.

2. Tacos, sopes, pambazos, flautas, tamales, esquites, no hay dos como nuestro sazón.

No por nada es patrimionio de la humanidad.

3. Existen reyes del munchies, y nosotros.

Sobre todo si involucra pimpear una cerveza, cualquier tipo de verdura, unos Doritos o hasta un elote.

4. ¿Te quieres divertir como nunca? Júntate con un mexicano.

Los que lo han hecho - y vivido para contarlo - saben que no hay fiesteros como nosotros.

5. No importa lo que digan, no hay nada como los emprendedores mexicanos.

6. El mundo nos la pela, pues somos capaces de hacer negocio de todo.

7. El ingenio mexicano por supuesto que va de la mano.

8. Y ni se diga de la capacidad de aprovechar cualquier situación para convertirla en piñata.

Simplemente no hay nadie así en el mundo.

9. Pero sobre todo, la habilidad de burlarnos de nosotros mismos y darle la vuelta a cualquier situación.

10. No le tememos a las alturas.

Al contrario, las desafiamos al mismo tiempo que celebramos nuestra cultura.

11. El tiempo nos ha hecho ser verdaderos profesionales cuando se trata de poemas y romance.

Si buscas a alguien que entregue todo el corazón, necesitas un mexicano.

12. Nuestra historia y monumentos son sencillamente majestuosos.

Tanto que hasta la fecha, son un atractivo turístico para toda la gente alrededor del mundo.

13. Y ni qué decir de nuestras playas.

Mundialmente famosas.

14. Somos capaces de burlarnos de la muerte y respetarla al mismo tiempo.

15. Si se trata de alcohol, saben muy bien que el mundo no trae nada gracias al tequila y al mezcal.

16. Por lo mismo, si quieres alguien que te aguante la fiesta hasta las siete de la mañana, llegaste al país correcto.

17. Aquí cualquier pretexto es bueno para celebrar.

De lunes a domingo, comunión, bautizo, o simple reunión, llevamos el desmadre en la sangre.

18. Y cuando se trata de aguantar chile, no hay de dos, EL MUNDO NOS LA PELA.

Aunque estemos en llanto, jamás aceptaremos que pica.