El Estado mató a Chabelo por: Javier Tejado Dondé

El sábado pasado, en el contexto de la muerte de Carmen Salinas, el presidente Andrés Manuel López Obrador añoró la época de oro del cine y de la televisión en México.

 

Dijo que era una pena que ya no se transmitieran en TV programas infantiles —como Chabelo— y que, en su lugar, los niños ahora están expuestos a la violencia de juegos en línea como Nintendo.

Y sí, el programa ‘En Familia con Chabelo’ dejó de transmitirse desde noviembre de 2015, pero lo que lo mató, luego de 47 años de éxito —y al resto de los programas infantiles de la TV mexicana— fue el Estado mexicano, incluido el actual gobierno. Alguien se lo debería explicar al Presidente.

La historia del porqué desaparecieron todos los programas infantiles de la TV mexicana es que se quedaron sin patrocinadores. Los errores iniciaron en abril de 2014, cuando la Secretaría de Salud, vía la Cofepris, emitió unos lineamientos de publicidad que afectaron a toda la programación infantil. Se prohibieron los anuncios de cereales, chocolates, dulces, golosinas, jugos, papitas, etc. Lo anterior, bajo el argumento de que “no se propicien hábitos que distorsionen la buena nutrición de los menores de edad”.

Así, al quedarse sin patrocinadores, a pesar de tener audiencias importantes, dejaron de ser rentables para la TV.

Después, en noviembre de 2019, este gobierno modificó la Ley General de Salud para establecer el etiquetado frontal de advertencia en alimentos y bebidas. Esta ley ordenó advertir los niveles de contenido energético, azúcares añadidos, grasas, sodio y otros nutrimentos críticos. Luego vino una norma oficial de etiquetado y en mayo de 2020 la Secretaría de Salud envió para análisis de la Comisión de Mejora Regulatoria un nuevo reglamento de control sanitario de la publicidad que sigue en estudio, pero que por mucho vuelve a restringir los anuncios.

Así, los gobiernos de Enrique Peña Nieto y de López Obrador “mataron” toda la programación infantil en México. Sólo quedó una pequeña barra en el Canal 11, pero recibe subvenciones públicas del Estado para operar.

En cambio, dado que todos los programas infantiles extranjeros que se ven en México por TV restringida o canales en línea (internet) no están sujetos a estas disposiciones y han captado la audiencia, desde luego, sí traen la publicidad de alimentos y bebidas que en otras latitudes está permitida. Con ello, el prohibir por prohibir ha ocasionado que nuestros niños ahora vean programación con valores extranjeros y, además, siguen viendo la publicidad que no se quería. Con las normas prohibicionistas se logró matar a los contenidos mexicanos y las fuentes de empleo que generaban y, claro, no mejoraron los hábitos alimenticios de los niños, dada la exposición a medios y contenidos extranjeros.

Sencillamente, el Estado mexicano ‘mató’ a Chabelo, pero también al resto de contenidos infantiles como Burbujas, la Oca, el Chavo, Cositas, etc. Las malas políticas públicas tienen consecuencias.

Y hablando de lo “malvados” que son los videojuegos, alguien también le debería decir al Presidente que desde su Secretaría de Gobernación ya se han expedido dos ordenamientos —Lineamientos de videojuegos (2020) y Guía Parental en la era Digital (2021)—. No han servido para nada, pero ponen carga regulatoria adicional a las empresas mexicanas. Total que a este gobierno sí le gusta prohibir. Sin embargo, las prohibiciones sólo han puesto a las empresas mexicanas en desventaja frente a las extranjeras. Triste, pero cierto.

 

Twitter: @JTejado  

Crédito: Javier Tejado Dondé 

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