El misterio de los enigmáticos círculos de las hadas podría haber quedado resuelto
En el desierto de Namibia, la tierra de color anaranjada no es lisa ni irregular. Al contrario. Desde hace años, intrigan unas perfectas formaciones que se dibujan en la superficie y cuya causa permanecía en el misterio. Conocidos como "círculos de las hadas", unos anillos redondos -algunos tan grandes de diámetro como la largura de un autobús- pueblan el terreno mientras hierba y vegetación crece entre ellos. Para sumar más desconcierto, si sobrevoláramos esa extensión, descubriríamos que cada círculo se organiza con los más cercanos para intentar dibujar hexágonos.
Ahora, la causa de esas enigmáticas calvas de arena -que los habitantes de las tribus de la zona siempre han interpretado como 'huellas' de dioses o puertas que conducían a una lugar sobrenatural- podría haber quedado resuelto. O mejor dicho, podrían haber quedado aunadas dos teorías científicas que han estado confrontadas durante años.
Para algunos investigaciones, eran las termitas las que originaban esos círculos para garantizar su supervivencia: mantendrían esos huecos redondos para que al llover, el agua se hundiera y quedara mejor retenida. Sería su táctica para asegurarse que pueden seguir absorbiendo el preciado recurso de los granos de arena.
Sin embargo, otros estudios negaban que fueran las termitas las que crearan este patrón a lo largo de kilómetros y sostenían que eran producto de la vegetación. Se planteaba que era un mecanismo inteligente de las plantas que, ante las escasas precipitaciones, se distribuían dejando hoyos vacíos para que se acumulara el agua en ese espacio antes de que el abrasador sol la evapore.
"Esto es algo clásico en ecología donde los debates surgirán y seguirán durante décadas", dijo Rob Pringle, ecologista de la Universidad de Princeton. "Y la resolución después de todo ese tiempo suele ser, 'Bueno, es un poco de ambos'".
Así ha sido. Gracias a una simulación con ordenador de que incluía factores el crecimiento de las raíces y las precipitaciones, concilia ambos planteamientos afirmando que es necesaria la interacción de termitas y plantas para poder reproducir los llamados círculos de las hadas. En el modelo que han presentado, las terminas crearían esos anillos con un patrón impecable debido a la competencia de las colonias por el espacio y los recursos. Sin vegetación, en los huecos se empapaban más los granos de arena. Las plantas aprovecharían después la acumulación de agua para crecer alrededor gracias a que sus raíces persiguen a este recurso.
En su simulación, pudieron predecir además aspectos que se habían pasado por alto hasta el momento. Observaron una matriz de baja vegetación entre los círculos y, que los propios hoyos, resistían mejor la sequía y sus grietas se cerraban antes una vez volvían a caer las precipitaciones.
Hasta hace unos años, investigadores solo conocían la existencia de estos círculos en Namibia. Sin embargo en el 2014 se descubrió que patrones similares también se dibujan en el suelo semiárido del Outback en Australia. Ahora, los dos paisajes lunares han quedado por fin explicados.