Este gesto racista de un tenista brasileño ha indignado a toda una nación

Tras humillar al juez de línea, una multa económica no debería ser suficiente

Guilherme Clezar le ha caído una multa de 1.500 dólares -1.250 euros- por pasarse de gracioso y acabar cometiendo un gesto racista contra el juez de línea y, de rebote, contr toda una nación, que es totalmente condenable.

El incidente se produjo el viernes en Osaka, durante la eliminatoria de Copa Davis entre Brasil y Japón, tal y como anunció este sábado la Federación Internacional de Tenis (ITF). El tenista brasileño le protestó una decisión del juez de línea en el partido contra Yuichi Sugita y se acaba burlando del árbitro.

Las cámaras de una televisión local le pillaron con las manos -o los ojos- en la masa:

 

 

 

 

 

Clezar pidió el Ojo de Halcón después de que el juez japonés cantara fuera una pelota que él consideraba como buena. La tecnología le dio la razón y entonces se dirigió al árbitro "achinándose" los ojos, refiriéndose su origen asiático y dando a entender que por eso no vio la jugada correctamente.

Tras el incidente, Clezar negó cualquier intención racista de su gesto en el partido que acabó perdiendo. El número 244 del Ranking ATP aseguró después, en un mensaje en la página Facebook de la Federación Brasileña de Tenis, que "nunca tuvo la menor intención de ser agresivo o racista contra el pueblo asiático".

Además, asegura que el gesto "no se corresponde con la actitud de respeto, emoción y solidaridad que el deporte debe representar para nosotros",  por lo que lo lamenta y expresa sus más sinceras disculpas.

 

 

 

 

"Hemos sido muy bien recibidos aquí y tengo una excelente relación con todos los jugadores de tenis de muchas nacionalidades en el circuito. Aunque no quise mostrar un prejuicio racista, reconozco que el gesto no se corresponde con las actitudes de respeto, entusiasmo, solidaridad, emoción y otras cosas que el deporte significa para nosotros y quiero pedir disculpas", escribió.

Clezar, vista la repercusión, también se disculpó en Instagram:

"Quiero aquí resaltar que nunca jamás tuve la menor intención de ser agresivo, racista o prejuicioso con el pueblo asiático. Reconozco que el gesto no concuerda con actitudes de respeto, solidaridad, emoción y tantas otras cosas que el deporte nos transmite. Quien convive conmigo sabe cuánto soy respetuoso con la educación, los buenos modos y las relaciones humanas. Por eso vengo a expresar mi arrepentimiento y pido mis más sinceras disculpas. Prometo que aprenderé de esto y nunca más volveré a adoptar una actitud de este tipo".

Quizás pensaba que sus gestos no iban a tener repercusión al jugar habitualmente en el Circuito Challenger -la segunda categoría del tenis mundial-, pero se equivocó...

 

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