La sobrecogedora historia de la mujer que mata narcotraficantes para vivir

María comenzó a matar narcotraficantes por encargo cuando su marido la metió en el negocio. Los dos vivían en un barrio pobre de Manila sin ingresos cuando la policía filipina contactó con su marido para un trabajo.

Debía liquidar a un moroso que a la vez era narcotraficante. Los encargos se volvieron habituales y sumas sustanciales de dinero comenzaron a fluir a un hogar sin recursos. Un día, su marido le pidió ayuda en uno de los trabajos. María, cuyo nombre no es real, apretó el gatillo sin dudar.

"Una vez, necesitaban a una mujer... Mi marido me escogió para hacer el trabajo. Cuando vi al hombre que se suponía debía matar, me acerqué a él y le disparé", relata sin remordimientos en una entrevista en la BBC.

 

"Una vez, necesitaban a una mujer... Mi marido me escogió para hacer el trabajo. Cuando vi al hombre que se suponía debía matar, me acerqué a él y le disparé"

 

 

El hecho ocurrió hace un par de años, pero después de que el presidente filipinoprometiera acabar con todos los narcotraficantes del paísMaría y su esposo tienen más trabajo que nunca.

Rodrigo Duterte prometió matar 100.000 criminales en sus seis primeros meses en el cargo. Después de dos, más de 1.900 personas ya yacen en las morgues del país. De todas esas muertes, 756 fueron asesinatos realizados por la policía en el momento del arresto. Supuestamente, las demás están bajo investigación,pero es muy probable que hayan sido ejecutados por escuadrones de la muerte o asesinos a sueldo como María.

 

Rodrigo Duterte prometió matar 100.000 criminales en sus seis primeros meses en el cargo. Después de dos, más de 1.900 personas ya yacen en las morgues del país.

 

Desde que Duterte fue elegido, María ha matado a cinco personas disparándoles a todas en la cabeza. Confiesa que forma parte de un grupo compuesto por dos mujeres elegidas por una simple razón: a diferencia de los hombres, ellas pueden acercarse a sus víctimas sin levantar sospechas.

Pero María sabe que su integridad también comienza a estar en peligro. "Me siento culpable y es duro para mis nervios. No quiero que las familias de los que he matado después vengan a por mí", relata María.

Según la senadora filipina Leila de Lima, muy crítica con Duterte, la mayoría de los ejecutados no son los grandes empresarios de la droga sino simples traficantes y consumidores de poca monta. Para indagar en las muertes, de Lima ha propuesto una serie de audiencias en las que los testigos de los asesinatos relatarán lo que de verdad ocurre en las calles filipinas.

"En muchos lugares el problema de la droga podría ser contenido si las autoridades locales no tuvieran un papel en él. Esto no es una acusación en contra de la Policía Nacional filipina como institución. Solo estoy hablando de los policías corruptos"declaró la senadora a DW.

 

Desde que Duterte fue elegido, María ha matado a cinco personas disparándoles a todas en la cabeza. Confiesa que forma parte de un grupo compuesto por dos mujeres elegidas por una simple razón: a diferencia de los hombres, ellas pueden acercarse a sus víctimas sin levantar sospechas.

 

María no desvela de dónde vienen sus encargos, posiblemente sean de la propia policía como los que recibía antes su marido, pero tampoco puede abandonar la vida que lleva: su jefe ha amenazado con asesinar a cualquiera del equipo si se niegan a seguir matando.

A solo un encargo más por ejecutar, se siente atrapada y teme que sus hijos le den la espalda cuando descubran a lo que se dedican su marido y ella. De hecho, ya han empezado a hacer preguntas con respecto al dinero que llega a casa.

Mientras espera recibir su próximo trabajo, María pide perdón al sacerdote por todos los pecados cometidos que no se atreve a confesar. Reza por que esta espiral de violencia que ha crecido desde que Duterte gobierna, cese algún día.

 

[Vía BBC]

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