Lo único que hizo el gorila fugado de Londres fue beberse 5 litros de zumo

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El pasado 13 de octubre, la fuga de un gorila en el zoo de Londres provocó el cierre y evacuación de emergencia de sus instalaciones. Kambuka aprovechó un momento en el que uno de sus vigilantes estaba distraído para escapar por dos puertas que se habían quedado sin cerrar.

Al ser conscientes de la situación los directivos del zoo decidieron llamar a la policía para que acudieran con armas al lugar.

Según explicó el profesor David Field, director del zoologíco, Kumbuka se mantuvo en calma gracias a sus cuidadores, con quienes tiene un "gran vínculo".

La incursión de Kambuka en el área reservada para los cuidadores acabó con el gorila engullendo 5 litros de zumo de grosella antes de ser sedado y devuelto a su zona.

 

 

A pesar de de lo sucedido, el profesor Field dijo que en realidad la situación fue "mucho menos dramática de lo que algunos imaginan". "Puedo asegurar que no hubo ningún candado roto, que Kambuka no reventó ningún cristal, nunca ha hecho nada parecido", añadió.

Gracias a la increíble relación y los estrechos lazos que unen a Kumbuka y a su cuidador, el hombre fue capaz de mantener al gorila tranquilo.

La fuga de Kambuka empezó después de que lo llamaran para cenar a las cinco de la tarde. El "macho alfa" de 184 kg se encontró, entonces, con que una de las puertas de su área estaba sin cerrar, y la segunda estaba sin el seguro, dejándole vía libre para encontrarse frente a frente con su cuidador.

"Gracias a la increíble relación y los estrechos lazos que unen a Kumbuka y a su cuidador, el hombre fue capaz de mantener al gorila tranquilo, hablándole con calma en el mismo tono suave que siempre utiliza, mientras salía poco a poco de la zona" contó Field.

"Los empleados dieron la alarma. Mientras tanto Kumbuka tuvo tiempo de explorar un poquito el espacio de los cuidadores, donde abrió y se bebió cinco litros de zumo de concentrado de zumo de grosella".

 

 

"Kumbuka fue inmediatamente contenido en esa área, donde fue tranquilizado y devuelto a su espacio."

Field añadió también que el error humano facilitó la fuga del animal era muy poco habitual, y que el riesgo que supondría tener un fallo mecánico si el sistema estuviese automatizado supondría un peligro mayor.

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