Muere Vera Rubin, la astrónoma que descubrió la materia oscura y luchó contra la discriminación sexual

Vera Rubin

Vera Rubin, la astrónoma estadounidense que demostró la existencia de materia oscura en el universo mientras combatía la discriminación de género en un mundo dominado por hombres, falleció ayer a los 88 años en Princeton (EEUU). Según comunicó uno de sus hijos, sufría demencia y murió por causas naturales.

"Un gigante ha muerto", escribió el astrobiólogo David Grinspoon en su cuenta de Twitter lamentando su muerte y resaltando lo que Rubin fue en vida.

Nacida en Filadelfia en 1928, las observaciones del cosmos que hizo en los años 70 revolucionaron la forma en la que la comunidad científica mide y comprende el universo. Ella se encargó de examinar la rotación de más de 200 galaxias y descubrió que las estrellas alejadas del centro galáctico se movían a la misma velocidad que las más cercanas al interior.

Su hallazgo contradijo las normas en las que se basaba la astronomía hasta entonces, ya que sostenían que las estrellas más distantes debían girar más lentamente. Sin embargo la doctora Rubin, teniendo en cuenta las leyes de Newton, estableció que era posible esa equivalencia de velocidades porque en los bordes de las galaxias existía una masa densa e invisible que ejercía una fuerza sobre las estrellas. Demostró así la teoría de la materia oscura, un concepto que había aparecido en la década de los 30 y que hoy se cree que representa un 27% de la masa y energía existente en la universo observable.

 

 

 

Durante años su trabajo, que dio lugar a uno de los avances más significativos del siglo XX para la astronomía, provocó que su nombre sonara para un premio Nobel, pero la academia nunca se lo concedió.

Algunos atribuyeron este hecho al sesgo sexista a la hora de entregar el máximo galardón de las ciencias. No en vano, desde el origen de estos premios, los hombres se han llevado el 99% de los Nobel de Física. La única mujer que ha sido reconocida con este galardón ha sido Marie Curie, si no contamos a Maria Goeppert, que subió a recoger uno, pero fue un premio compartido.

"La voluntad de Alfred Nobel describe el premio de la Física como el reconocimiento del descubrimiento más importante dentro de este campo. Si la materia oscura no encaja en esa descripción, no sé qué hace", criticó Emily Levesque este año en la revista Astronomy.

 

Descubrió que en los bordes de las galaxias existía una masa densa e invisible ejerciendo fuerza: la materia oscura

 

Lamentablemente, esta no fue la única discriminación que la astrónoma sufrió durante su carrera profesional. Al inicio, sus apuntes y observaciones apenas se tenían en cuenta entre sus compañeros varones. En 1940, decidida a especializarse en un postgrado, confirmó que a las mujeres se las vetaba por su sexo. No importó lo talentosa que era, la Universidad de Princeton contestó que no aprobaba su solicitud de acceso porque no aceptaba mujeres. Así de simple y claro. Aquello fue un palo para Rubin, pero no se rindió.

 

 

Entró en la Universidad de Georgetown y se sacó el doctorado mientras criaba a sus cuatro hijos. "Trabajé durante casi toda mi temprana carrera como persona a tiempo parcial para poder estar en casa a las 3 en punto. Era casi abrumador. Hice un montón de mi trabajo en casa", declaró a la revista Discover en 2002.

En 1964, se convirtió en la primera mujer que consiguió que la autorizaran para utilizar un importante Observatorio del sur de California. Cuando puso sus pies comprobó que en las instalaciones no había baño para mujeres, así que para dar cuenta del fallo fue a su habitación, recortó un papel en forma de falda y se lo pegó a uno de los monigotes que había en las puertas.

Vera Rubin publicó durante su vida más de 100 artículos científicos y se abrió camino para estar en los consejos editoriales de revistas divulgativas y para ser miembro de la Academia Nacional de las Ciencias. Recibió valorados premios, como la Medalla de Ciencias de EEUU, y nunca se cansó de mirar el firmamento.

Ayer se apagó una estrella. La mujer que de niña fabricó su primer telescopio con cartón y que de adulta transformó cómo entendemos el universo cerraba por última vez sus ojos. Una vez declaró que su mayor honor vendría no con la fama que parecía que se le negaba, sino por que su legado perdurara en el futuro. Se ha marchado tranquila dejando una huella indeleble.

 

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