Tiene 19 años y lleva gastados más de 10.000 dólares en micropagos en videojuegos

Ha dado a conocer su testimonio para concienciar de que los videojuegos también pueden provocar ludopatía

JUAN CARLOS SALOZ

30 NOVIEMBRE 2017 14:17

 

La guerra de los micropagos se encuentra en uno de sus momentos más conflictivos. Después de que el problema de las cajas de botín llegara hasta los gobiernos de todo el mundo, los jugadores se han puesto en pie de guerra. La primera víctima ha sido el juego Star Wars Battlefront II de Electronics Arts, que ha tenido que retirar las microtransacciones tras las quejas de los jugadores (perdiendo 3.000 millones de cotización a su paso).

Pero un joven gamer acaba de contar su experiencia en Reddit para demostrar que, realmente, las víctimas son ellos.

 

“Tengo 19 años y soy adicto al juego”, comienza en la carta abierta a EA, aunque matizando que no culpa a la empresa de sus adicciones. “En los últimos años, he gastado alrededor de 10.000 dólares en videojuegos. Por favor, ayudad a que las microtransacciones sean conocidas como un tipo de compra más peligrosa que un paquete de chicles. Considerad cómo los micropagos no regulados pueden afectar a los jóvenes de todo el mundo”.

El usuario Kensgold no ha querido revelar su identidad, pero sí ha explicado que no puede permitirse gastar tanto dinero en videojuegos. Nacido en Texas, es hijo de una madre soltera que “trabajaba duro” para costear todo. Gracias a ello, consiguieron vivir cómodamente, pero a los 13 años comenzó a caer en la adicción.

Tal y como explica en la carta, primero se gastó dinero en juegos para móviles como Clash of Clans. “Creo que gasté unos 30 dólares en el juego. No es mucho, pero era muy joven y no tenía ingresos en absoluto”, reconoce en una entrevista posterior para Kotaku.

Poco más tarde, su adicción empeoró con The Hobbit: Kingdoms of Middle Earth. El videojuego fue muy criticado en su día porque prácticamente te obligaban a pagar por cada avance del juego. Incluso, Kensgold reconoce que tanto él como los compañeros con los que jugaba se gastaban miles de dólares en el juego, e incluso se regalaban elementos entre ellos para fortalecer sus gremios. En 2015, entre estos dos juegos, el gamer gastó 4.116 dólares.

 

 

 

"En ningún momento sientes que estés tomando una buena decisión. Pero en ese momento estaba en plan ¿qué voy a comprar ahora? No tenía repercusiones, aunque en mi cabeza no dejaba de pensar ‘Idiota, detente", relata.

Para entonces, Kensgold era un estudiante de secundaria que trabajaba a tiempo parcial en una panadería. Gastaba más del 90% de su sueldo en micropagos, así que su familia decidió tomar cartas en el asunto. Su madre, cuyo sueldo no era muy superior, quitó el Wi-Fi de su casa para que cesara, pero siempre conseguía un smartphone y una conexión 3G para salirse con la suya.

Poco a poco, su adicción fue yendo a más. Al ver que sus amigos jugaban en PC a Smite y Counter-Strike: Global Offensive, Kensgold se subió al carro y comenzó a pagar por todos los complementos que podía adquirir para sus personajes. Esta vez no era necesario gastar dinero para ser mejor en el juego, pero aun así seguía gastando sin ningún tipo de cortapisa.

 

 

 

“Creo que se debe al hecho de que los juegos móviles sentaron en mí un precedente que decía que 100 dólares no era demasiado. Cuando estaba a punto de darle al botón ‘¿Aceptas pagar 100 dólares?’ no sentía el golpe bajo que siento ahora”, explica el afectado.

Para gastar más y más, consiguió otro trabajo a media jornada. Trabajaba durante todo el día y todo el tiempo libre lo gastaba en videojuegos. No dormía ni se daba ningún otro capricho, pero considera que estaba “completamente enfermo”.

Ahora, Kensgold se ha sincerado para que su mensaje llegue a todo el mundo y tanto los jugadores como las desarrolladoras se den cuenta del mal que pueden llegar a hacer. Los videojuegos también pueden provocar ludopatía, pero la comunidad está a tiempo de revertir la situación.

 

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