Todo el impacto que deja el chico que acabó con los mastodontes de la NBA
21 temporadas brutales, un contrato que enfureció a la patronal y un histórico anillo: decimos adiós a Kevin Garnett.
Kevin Garnett cambió la NBA. Pocas veces una frase tan rotunda se ajusta tan bien a la realidad.
Cuando llegó a una de las mayores industrias de entretenimiento de este planeta, en 1995, solo tenía 19 años. Esa juventud, que le hizo el jugador más joven de la historia en debutar en la NBA, no era todo.
También había llegado directamente desde el instituto, sin pasar por la tradicional unión de educación y deporte en el sistema estadounidense: la universidad. Nadie lo conseguía desde antes de que el propio Garnett naciera, cuando hicieron lo mismo dos mitos como Moses Malone y Darryl Dawkins. Garnett abrió el camino en ese sentido a Kobe Bryant, Tracy McGrady o LeBron James.
En el draft le eligió Minnesota Timberwolves. Hubo 4 jugadores por delante de él en la elección, pero la portada de Sports Illustrated ya fue para KG. En su primer año demostró ser el tipo de (ala) pivot que iba a inaugurar la NBA moderna.Con brazos como tentáculos en la pintura, el rookie de 2,10 también salía al perímetro. Finiquitó la era de los mastodontes, la era de Shaquille, Olajuwon o Ewing, que no sabían cómo defenderle.
Tanto impacto tuvo Garnett en la liga que en su tercera temporada consiguió un contrato estratosférico: 126 millones de dólares por 6 temporadas con 21 años, la edad en la que Estados Unidos considera a una persona adulta etílicamente hablando. Era un 40% más de lo que había ganado Jordan -6 anillos- en toda su carrera.
A los propietarios de las franquicias, la mitad de las cuales tenían deudas, les sentó como un tiro. Aquella cantidad establecía una codiciosa comparación para cualquier jugador, incluido un novato de primer año. Los dirigentes paralizaron el inicio de la liga con un lock-out patronal que retrasó la NBA 204 días. Los directivos consiguieron retener por ley a los rookies durante más temporadas, pero los jugadores consagrados fueron firmando contratos cada vez más cortos. Se revitalizó el mercado de los agentes libres.
El siguiente paso de Garnett iba a volver a dejar su nombre para siempre en los libros de historia de la NBA. Tras haber superado la muerte de su compañero Malik Sealy por culpa de un conductor ebrio y llevado a Minnesota a las finales de Conferencia, KG necesitaba ganar el anillo.
Boston Celtics, un clásico que no conseguía el campeonato desde 1986, no parecía la plataforma más clara para ello. Sin embargo, la 2007-08 iba a ser la temporada más gloriosa de los celts desde los tiempos de Larry Bird. Garnett, junto a Ray Allen y Paul Pierce formó el Big Three y fue elegido defensor del año.
Y sí, en el Boston Garden celebraron el anillo de campeones tras ganarle a su enemigo acérrimo, los Lakers.
Tras dos temporadas en Brooklyn, Garnett volvió a Minnesota el curso pasado. Se convirtió en el tercer jugador que más minutos de NBA ha disputado y quien más rebotes defensivos ha conseguido nunca.
Ahora, con 40 años, The Kid ya no es tan kid y las rodillas le han dicho basta. El descanso de la bestia está más que merecido.